Altiva, sexy, superior, chic, irritante, petulante, oficiosa, inspirada, Francia siempre provoca opiniones apasionadas. Aunque nunca se haya pisado suelo francés, es un lugar que, de entrada, ya resulta familiar: cada vez que se haya contemplado un cuadro impresionista, visto una película de la Nouvelle Vague o bebido una copa de champán, se habrá catado un poco del estilo galo. Este país seduce a los viajeros con su sólida cultura familiar, cafés con terraza, pueblos con mercado y bistrós con un plat du jour anunciado en la pizarra. Los sublimes arte y arquitectura patrios conquistan a todos con sus emblemáticos iconos de fama mundial y estrellas al alza aún por descubrir.